El escafoides es uno de ocho huesitos que forman los “huesos del carpo” de la muñeca. Conecta dos hileras de estos huesos: la hilera proximal (más cerca del antebrazo) y la hilera distal (más cerca de la mano). Esta conexión hace que se corra un riesgo más alto de sufrir una lesión (Figura 1).
Una fractura del hueso escafoides por lo general ocurre como producto de una caída sobre la mano extendida.
Se puede observar dolor (con o sin inflamación o moretones en el lado del pulgar de la muñeca) en unos cuantos días después de una caída. Puesto que no hay una deformidad visible ni dificultad con el movimiento, mucha gente que tiene esta lesión supone que es un esguince de la muñeca. Desafortunadamente, el retraso del tratamiento puede causar problemas. Consulte a un cirujano de la mano tan pronto como sea posible si cree que podría haberse fracturado la muñeca.
Diagnóstico
Las fracturas del escafoides por lo general se diagnostican mediante una radiografía de la muñeca. Sin embargo, las fracturas de este hueso no siempre se ven en las radiografías: una rotura de un hueso que todavía no se puede ver en una radiografía se llama fractura “oculta”. Si le duele directamente encima del hueso escafoides (el cual está ubicado en el hueco de la muñeca junto al pulgar, como se ve en la Figura 2), el profesional sanitario podría recomendar que se ponga una tablilla por razones de seguridad. Si el dolor persiste se puede hacer una evaluación de seguimiento y una radiografía en una semana o dos para diagnosticar.
Para diagnosticar una fractura también pueden usarse una tomografía computarizada, una gammagrafía ósea o una resonancia magnética.
Si la fractura no es desplazada (el hueso no se ha movido de su lugar en la fractura), por lo general se puede tratar satisfactoriamente con un yeso. Aunque la fractura puede sanar en tan solo seis semanas, puede tomar más tiempo en algunos pacientes.
Si la fractura está en cierta parte del hueso o si la fractura está desplazada (los extremos del hueso se han movido), la cirugía podría ser la mejor opción. Esto podría incluir la inserción de un tornillo o clavos (Figura 3).